¿Por qué yo soy yo y no soy otra persona?
(Mateo, 5 años)
Lo que nos hace diferentes de las otras personas es lo mismo que nos hace parecidos.
Podemos pensar que las personas somos como nuestra receta favorita. Para prepararla necesitamos un montón de ingredientes que buscamos a partir de la lista que aparece en alguno de esos libros de recetas. Algunas recetas son parecidas entre sí y llevan los mismos ingredientes aunque lo que preparemos sean comidas distintas.
Nuestro cuerpo está hecho con una receta también, y los ingredientes para todas las personas son los mismos. ¡Y son muy pocos! A la receta que nos dice cómo hacer a cada persona la llamamos código genético, y aunque solo tiene cuatro ingredientes tiene muchos muchos pasos. Es por eso que todas las personas son tan distintas entre sí: cuando las recetas son muy largas nos dan muchas oportunidades para improvisar. Esta fue la receta que te hizo a vos cuando todavía estabas en la panza de tu mamá, y es una que quedó copiada adentro tuyo en cada célula de tu cuerpo.
Pero algo muy extraño que cada tanto pasa es que algunas personas nacen de la misma receta, y es por eso que algunos hermanitos son casi iguales entre sí. ¡Pero no son la misma persona! Y es por esto que nuestra receta es solo la primera parte. Lo que nos hace ser quienes somos es también todo lo que vivimos y todas las cosas que pensamos. Aunque haya personas muy parecidas, cada cerebro es único.
Nuestro cerebro es lo único que si cambiáramos en nuestro cuerpo nos haría dejar de ser quienes somos. Es de donde salen nuestras ideas, donde guardamos nuestros recuerdos y es el que te hizo preguntarte por qué vos sos vos. Y lo más interesante es que nuestro cerebro es único porque está hecho de todo lo que le ponemos, todas las salidas que hacemos, todos los paseos, todos los libros que leemos y las películas que miramos.
Y como una gran parte de lo que somos es lo que vivimos, de una manera muy extraña estamos hechos de lo que compartimos con otras personas. Es por esto que aunque vos seas vos, también sos una suma de todas las personas que te rodean y eso es lo que hace tan importante tratarnos bien: un poquito vamos a estar cambiando cómo son las otras personas.
¿Por que a veces se reflejan las cosas en los vidrios?
(Emiliana, 3 años)
Cada vez que vemos algo nuestros ojos están recibiendo los rayos de luz que chocan con lo que estamos viendo y rebotan hacia nuestros ojos.
Pero dependiendo de qué esté hecho lo que vemos pueden pasar distintas cosas. A algunos objetos transparentes la luz los atraviesa, y por eso es que desde la ventana podemos mirar para afuera. Otras veces, cuando vemos algo muy oscuro, la luz no rebota y desaparece. Pero también hay objetos muy especiales que reflejan casi toda la luz, que son los objetos brillantes, de colores o reflectivos, ¡como los espejos!
Cuando nos miramos en un espejo nos podemos ver tan bien porque su superficie es muy lisa y plana. Pero además detrás del vidrio hay un papel de metal que se encarga de que ningún rayo de luz se escape, así nos podemos peinar y hacer caras en el espejo.
A veces cuando miramos por una ventana podemos apenitas vernos, pero cuando es de noche y afuera está oscuro nos vemos mucho más. Esto es porque los vidrios también reflejan pero lo hacen tan poquito que de día no nos damos cuenta.
Si el sushi es japonés, ¿por qué se come con palitos chinos?
(Ángel, 13 años)
El sushi, tradicionalmente, se come con la mano.
A pesar de esto, y sobre todo en los restaurantes, muchas veces se sirve con palitos.
Los palitos chinos surgieron hace más o menos tres mil años en China y su uso se expandió a todo Asia Oriental, incluyendo Japón, Corea y Vietnam, y en todos esos lugares no les llaman igual que nosotros.
El sashimi, que son esos pedacitos de pescado cortados con mucho cuidado, sí se come con palitos.
¿Por qué podemos llegar a Marte o Júpiter pero no podemos acercarnos al Sol? ¿Por qué no hay algo que nos proteja del calor del sol y nos deje acercarnos?
(Tiziano, 7 años)
Es mucho más fácil alejarse del Sol que acercarse a él.
Esto puede sonarnos extraño porque nuestro planeta gira alrededor del Sol y su gravedad nos mantiene cerca. Pero como la Tierra gira a tanta velocidad no nos caemos hacia el sol.
Para ir a Marte o a Júpiter lo que hacemos es enviar cohetes que aprovechan la velocidad a la que gira la Tierra y luego aceleran hasta llegar. Imaginate que ataras algo pesado a una soga y giraras soltándola de a poco. El peso se iría alejando.
Pero para ir al Sol tenemos que hacer lo opuesto. Es como si de la punta de la soga tuviera que salir un cohete en la dirección contraria a la que giramos. Pero esto es casi imposible con los cohetes que tenemos y por eso cuando lanzamos naves aprovechamos la atracción de otros planetas, que las “atrapan” y las disparan como si fueran gomeras gigantes.
Y esto es solo para llegar ahí. Afuera del Sol la temperatura es tan pero tan alta que derrite cualquier cosa.
Hace unos años mandamos una navecita para que investigara y logramos que pudiera resistir hasta más o menos mil quinientos grados centígrados, que es la temperatura a la que se derriten los cubiertos y otras cosas de cocina.
¿Todo está hecho de átomos?
(Mateo, 7 años)
Todo lo que vemos a nuestro alrededor está hecho de átomos, desde nuestro cuerpo o nuestro juguete favorito, hasta el planeta en el que vivimos hasta las estrellas en el cielo.
Los átomos, al mismo tiempo, están hechos de electrones, protones y neutrones, que al mismo tiempo están hechos de cosas aún más chicas.
Pero cuando hace unos cien años empezamos a entender de qué estaba hecho el universo algunas cuentas no cerraban. Un astrónomo de Suiza —que es una persona que se dedica a estudiar el cielo y lo que hay en él que viene del país que más come chocolates— propuso que tal vez había algo más que átomos.
Y para que las cuentas cerraran se le ocurrió que tenía que haber algo más allá afuera que no podíamos ver, y por eso le llamó “materia oscura”. Sus compañeros no le dieron mucha bola pero muchos años después se dieron cuenta de que había tenido una muy buena idea.
Así que no todo está hecho de átomos, sino que hay muchas cosas de las que no sabemos bien cómo están hechas. Pero por eso es que la ciencia es tan divertida: ¡Siempre quedan cosas para descubrir!
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