A DIOS ROGANDO Y CON EL MAZO DANDO

El Papa Francisco, en su saludo al cardenal Baltazar Porras Cardozo, arzobispo de Mérida y Administrador Apostólico de Caracas, con motivo de su onomástico,  utilizó un término extraño para nuestra lengua y con un significado distinto al que le atribuye la Real Academia: “Parresía”.

Se refirió el Santo Padre, en su significado fundamental, a la “libertad para decirlo todo”. De acuerdo con los estudiosos del tema esta palabra debe ser entendida como «decirlo todo» y, por extensión, «hablar libremente», «hablar atrevidamente» o «atrevimiento». Implica no sólo la libertad de expresión sino la obligación de hablar con la verdad para el bien común, incluso frente al peligro individual.

En esta exhortación personal del padre de la iglesia católica al cardenal venezolano hay implícita una orden a todos los cristiano de decir las cosas sin temor, sin miedo incluso frente a las amenazas y acciones de los tiranos. 

En el caso venezolano el término bíblico toma un cariz político cuando le expresa al monseñor que Dios le siga dando fortaleza y “ parresia para que con corazón de padre sepas acompañar y reconfortar a su santo pueblo fiel, puesto a prueba por el sufrimiento causado por el azote de la pandemia, la arrogancia de los poderosos y la creciente pobreza que lo estrangula”.

Denuncia el Papa que los venezolanos son víctimas de una grave crisis humanitaria y socioeconómica, agudizada por la pandemia de coronavirus.

Pienso que los cristianos debemos asumir esta exhortación del Santo Padre como una obligación canónica de ponernos al lado del pueblo que sufre los desmanes del régimen de Maduro y tomar la decisión de no sólo pedirle a Dios que nos libere del yugo socialista, si no de hacer lo necesario para ponerle fin a todo el sufrimiento que padecen nuestros compatriotas. En otras palabras: “A Dios rogando y con el mazo dando”.


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